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En crisis y desastres el contenido social adelanta al periodístico

Los medios de comunicación tradicionales han perdido el control de la distribución informativa en crisis y desastres en favor de los medios sociales de comunicación. De hecho, la potencia de un nodo de conexión con alta notoriedad y notabilidad es el condicionante clave para lograr que una información viralice en la red y condiciona la atención inmediata que la prensa, la radio o la televisión pondrán en la misma. Así lo ha demostrado  Suman Deb Roy quien señala, como recoge iRescate, que experiencias pasadas de crecimiento exponencial de la atención informativa en la red están condicionando la respuesta futura ante noticias similares. Los medios, necesitados más que nunca de ingresos publicitarios, buscan ávidamente audiencias masivas que les permitan enjugar sus cuantiosas pérdidas ante la ruptura de un modelo de negocio que les ha robado la merienda y que ha venido propiciado por la conversación en red. 

Y curiosamente no es la red más grande, Facebook, de donde le viene el problema. Es Twitter, convertido en una auténtica espina dorsal de la comunicación, quien les provoca sus mayores pesadillas. Cierto es que la red del pájaro azul no vive ahora sus mejores momentos, pero pese a todo, atentados como el del 13N en París demuestran que es la red más eficaz distribuyendo información de último minuto y soportando nuevas herramientas virales de distribución de vídeo en real time (obviamente hablo de Periscope).

Los medios de comunicación asisten atónitos a un escenario en el que no pueden competir y que les hace cometer fallos clamorosos; publicación de informaciones sin contrastar que hacen sonrojar al periodista más veterano. Una escena reciente en la que rara es la tertuliao el magazine televisivo o radiofónico en el que se apoyan supuestas noticias en informaciones procedentes de las redes sociales que luego se demuestran infundadas. Todo con la intención de obtener mayores audiencias y evitar que la red y la competencia les deje en ridículo. Y es que es evidente que, en medio de la tertulia de un plató televisivo, no se dan las mejores circunstancias para practicar periodismo con mayúsculas.

¿Son las redes la solución a si mismas?

Lo más curioso del caso es que, siendo Twitter el motivo de su dolor de cabeza, no hay programa de televisión que se precie que no emita su contenido sin mirar de refilón a la red de microblogging proponiéndonos en su emisión un Hashtag que favorezca la conversación. No sólo es así, sino que ante cualquier suceso, todos corren a buscar fotos, vídeos e historias de testigos directos en la red o perfiles, conversaciones y fotos de las víctimas. Parece como si, angustiados por un futuro incierto, fueran a buscar en casa de su verdugo alguna fórmula milagrosa que dé salida a su crisis de modelo.

Ya no hay medio que no apueste decididamente por esa búsqueda del santo grial digital. A la cruzada de los medios sociales acuden entusiasmadas incluso las cabeceras más prestigiosas convencidas de que la única forma de sobrevivir es convertirse en un medio multi plataforma con un pie puesto en las redes sociales. No hay más que ver el último ejemplo que ha supuesto el debate electoral realizado por internet y que generó gran debate a través del Hashtag en Twitter #ElpaísDEBATE. Casi medio millón de tweets relacionados y casi un millón de personas siguiendo la experiencia a través de internet, elevando la cifra a los 3 millones si añadimos radio y televisión.

Parece,por lo tanto, que la solución a la crisis propiciada por las redes sociales debe venir a través de ellas.

Y es aquí cuando todo se vuelve más confuso. Justamente en el momento en el que los grandes diarios de comunicación globales se muestran firmemente decididos a publicar sus noticias en las plataformas que les brindarán Facebook, Apple, Google-Twitter o Snapchat. Una cesión de soberanía que dejará en manos de los nuevos players, y sus misteriosos algoritmos, la entrega de la información que ellos producen. Cuando todo esto sea una realidad (y está a punto de ocurrir) podremos no sólo decir que el contenido social ha adelantado al periodismo, sino que quienes gobiernan esos medios sociales han capturado y desarmado al viejo modelo de comunicación social. El paréntesis Gutemberg, recientemente cerrado para solaz de los más optimistas, habrá dado paso a la dictadura de las redes sociales.