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Muertos que resucitan para causarte una crisis de reputación

La tragedia acaecida en París ha traído consigo la sorprendente (y afortunada) noticia de que dos de los muertos españoles que las autoridades francesas habían dado por tales, y con ellos las españolas, no son tales. La verdad es que llueve sobre mojado. Hace sólo unas semanas pasaba justo lo contrario, se daban por rescatada a la tripulación del helicóptero del SAR desaparecido en aguas del Atlántico. En este caso al gobierno español le llegaba la información procedente de las autoridades marroquies. Intentemos analizar qué ha pasado y qué se puede hacer para evitar situaciones como estas.

Vayamos por partes. En el caso de los españoles supuestamente fallecidos en París, es la madrina de Alberto Pardo Touceda quien aseguró, según El Mundo, que recibió su llamada desde Strasburgo. Más tarde era él mismo quien lo desmentía desde Facebook como recogía un tweet de el mismo diario.

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Respecto a Jorge Alonso de Celada, todo apunta, a la hora en que redacto este post, que está también vivo. Habría escrito desde su hotel de París, donde se encontraba de vacaciones, dos correos electrónicos a sus hijos indicando que estaba perfectamente.

¿Cómo ha ocurrido esto?

Fueron las autoridades francesas quienes informaron por escrito a las españolas del fallecimiento de los dos españoles. Es evidente que parece clara entonces la responsabilidad, pero me imagino que ésto para las familias no será suficiente. Tampoco la explicación evita el daño reputacional de las autoridades, algo tocado por lo ocurrido hace unas semanas en aguas del Atlántico.

Las redes sociales bullen a esta hora con comentarios sobre lo sucedido. Es de suponer que en Moncloa lo acaecido no habrá hecho mucha gracia. Sólo con ver la cara con que el presidente Rajoy ha explicado en la cumbre del G 20 que en este momento «sólo está en  condiciones de confirmar la muerte de un español» se hace uno a la idea de que contento no debe de estar.

Y encima las redes sociales

¿Nos pudo haber pasado lo mismo a nosotros el 11M con la gestión de la información? La verdad es que yo no pongo la mano en el fuego por ello, aunque quiero creer que era difícil que sucediese. El trabajo que se hizo en el tanatorio de IFEMA fue de primera y nuestros forenses demostraron ser de los mejores.

En cualquier caso no existían ni Twitter ni Facebook ¿Porqué lo digo? De haberse comunicado una muerte que no era tal no hubiéramos contado con ciudadanos empoderados con un smartphone en la mano con el que lanzar a los cuatro vientos que estaban vivos. Igual hasta se había contenido la noticia. Pero hoy en día los stakeholders se han multiplicado y hasta los zombies tienen cuenta en Facebook.

Conviene que lo tengamos en cuenta porque las reglas del juego han cambiado y la gestión del riesgo y de la comunicación del mismo no se puede hacer bajo las viejas normas. Cualquier error nos puede salir muy caro y si antes la reputación se perdía en 5 minutos ahora basta un tweet o, en este caso, un comentario en Facebook.