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Dani Mateo. La autolesión reputacional 2.0 y cómo restañar la herida

En los últimos días asistimos en Twitter al enésimo caso de autolesión reputacional. Dani Mateo acostumbrado a lanzar su ácida lengua a diestro y siniestro cuajada de humor y fina ironía, se ha hecho el Harakiri reputacional a golpe de cuatro certeros tuits. Quizá cegado, quién sabe, por las viejas prácticas de patio de instituto donde todo valía para ser gracioso, ha olvidado las reglas básicas de la era post Gutenberg. Cuando uno tiene más de un millón de seguidores y es una celebritie con más de un millón de followers debe estimar milimétricamente en la red las consecuencias de cada comentario. De no ser así, se puede asistir a la retransmisión masiva del intento de suicidio reputacional de una estrella. Aunque quizá en este caso una rectificación apoyada en una poderosa palanca femenina le salve de la quema. Analicemos lo ocurrido.

Las redes sociales nos brindan la oportunidad de comentar libremente cualquier tema de actualidad o pensamiento que tengamos en la cabeza en un momento determinado. En un mundo paralelo en el que se producen miles de conversaciones distintas a diario llamado Twitter, nunca hemos tenido más fácil buscar la que nos apetece y participar en ella con la posibilidad de hacer del alcance de nuestra opinión, algo global. Esto ha supuesto un avance estelar hacia la libertad de expresión y ha hecho que la posibilidad de poder hablar de lo que queramos e interactuar con otros perfiles sea más fácil y abierta que nunca… o no.
Lo cierto es que por mucho que los canales de libre expresión se multipliquen y nos permitan vivir en un mundo que cada vez conversa más, han traído consigo la creación de una nueva barrera que nos obliga a tener que cuidar mucho lo que decimos en un canal público si no queremos generarnos una crisis a nosotros mismos. Este ha sido el caso del periodista y presentador de radio Dani Mateo, que con nada más y nada menos que 1.149.535 seguidores en Twitter, creyó oportuno hacer un comentario que probablemente consideraba “gracioso” en la red sobre la menstruación femenina:

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Esto lo publicó el martes 22 a las 16:29h. La lluvia de críticas fue inmediata. De múltiples y muy diversos perfiles, Dani Mateo comenzó a recibir protestas, insultos y comentarios, llamándole “machista” como poco y criticando su poca sensibilidad. Un tweet, 140 caracteres, menos de un minuto, le costaron al presentador una crisis reputacional que le va a costar más de un “perdón” recuperar:

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En vez de recular inmediatamente, que es lo que probablemente le hubiera salido de forma natural hacer a muchos de nosotros, Dani Mateo, que claramente consideraba que lo que había dicho era una simple broma a la que no se debía dar tanta importancia, decidió intentar explicarse, aclarar a lo que se refería e incluso hacer alguna otra broma sobre el asunto:

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La crisis reputacional que se había creado a si mismo solo iba a peor. Los colectivos ofendidos por el tweet cada vez le contestaban de forma más cruel y se referían a él de peor forma, hasta el punto de enfadar al presentador, que volvió a twittear, esta vez de forma más seca:

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Y, finalmente, pidió perdón. A las 22:18h el presentador afirmaba que tras haber recibido un insulto de su propia madre, consideraba apropiado disculparse públicamente. Le costó seis horas llegar a esta conclusión:

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Quizá Mateo pensaba que con pedir perdón era suficiente y los comentarios iban a parar. Llegaba demasiado tarde y no contento con haber publicado un comentario desafortunado, había hecho cuatro. Días después del primer tweet, ha seguido recibiendo insultos y críticas que le obligan a continuar disculpándose públicamente, escondido detrás del humor:

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Las redes sociales no siempre son lo que parecen. Se venden como un fenómeno de la gente para la gente, algo libre donde poder compartir con los demás nuestras reflexiones más profundas. Nos permiten seguir a nuestros ídolos más de cerca, compartir su vida y conocerles de verdad. Sin embargo, son un arma de doble filo. La libertad de expresión puede causarnos una crisis de reputación que nos puede salir muy cara si las utilizamos tan… “libremente”. Hoy, más que nunca, hay que tener mucho cuidado con lo que se dice, como se dice y quien lo lee, lo que convierte las redes sociales en una plataforma de libertad de expresión muy relativa y limitada. Como decía Warren Buffet, “Se tarda 20 años en construir una buena reputación y cinco minutos en arruinarla”. Con la llegada de las redes sociales podemos arruinarla en cuestión de segundos.

La pregunta es ahora sí la madre de Dani Mateo habrá llegado a tiempo a salvar la reputación de su hijo. Al menos éste ha entendido que, sólo una mujer con alta prescripción emocional, podía echarle un capote después de reconvenirle públicamente.

@BlancaMoriyón

@LuisSerranoR