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La triada maldita en gestión de crisis

¿Se puede ser siempre transparente en la gestión de crisis? Al menos se debe intentar. Es la vía para mantener la confianza de la opinión pública. Es además una de las mejores estrategias para luchar contra los rumores y uno de los componentes de la veracidad en la información. No olvidemos que una sola mentira destruye la reputación de una persona u organización. Es el mayor error en cualquier gestión de crisis. Ocultación, mentira y rumores se constituyen en la triada maldita en la gestión de crisis. Olvidar esto es garantía de fracaso en la gestión la misma. No obstante, la transparencia tiene sus límites. La verdad no.

El límite en la gestión de la información de una crisis lo marca por supuesto el estado de derecho. Por ejemplo la ley de protección de datos personales, los derechos fundamentales de los ciudadanos al honor, la intimidad y la propia imagen. Desde luego el secreto de las actuaciones en un proceso judicial, y la ley de secretos oficiales. Fuera de esto, cualquier intento de ocultación va a resultar estéril. Y más en un escenario digital en el que la multiplicidad de actores implicados en la crisis poseen la capacidad de distribuir la información a través de las RRSS.

Topsecret

En cualquier caso debemos también estar preparados para un escenario en el que aquella información no publicable por parte de la administración, de acuerdo a la ley, acabe por conocerse. Las fisuras y las fugas informativas son siempre múltiples y siempre hay que trabajar con el escenario de que todo puede acabar siendo conocido.

Con este panorama parece lógico ser proactivo en el proceso informativo y no esperar a encontrarnos a rebufo de los acontecimientos.